El general Juan Lavalle, regresó de la Banda Oriental con sus soldados y, descontento con los términos de la paz, se rebeló junto con sus tropas y tomó el gobierno por la fuerza. Dorrego fue hecho prisionero y fusilado el 13 de diciembre de 1828 por orden del nuevo gobernador. Lavalle disolvió la Junta de Representantes y puso en prisión a sus adversarios políticos. Esta revuelta precipitó una guerra civil en el interior de la provincia de Buenos Aires y la situacion politica se hiz extremadamente inestable. Al mismo tiempo, regresó José María Paz, otro veterano de la guerra de tendencia unitaria. El general Paz inició una campaña que le permitió dominar Córdoba y desde allí extender su influencia sobre el interior. El fusilamiento de Dorrego fue un crimen político que instaló una creciente violencia en las confrontaciones internas. El estado de conmoción que vivía la provincia hizo que Lavalle decidiera proponer la paz de Rosas. Lavalle y Rosas se reunieron en Cañuelas y acordaron un cese de hostilidades y una salida política que consistiría en llamar a elecciones para la Junta de Representantes. Los unitarios decidieron no respetar el acuerdo cuando se enteraron de que el general Paz había derrotado al federan Facundo Quiroga en La Tablada, e impusieron sus candidatos en elecciones que los federales denunciaron por fraudulentas. Lavalle decidió desconocer la miniobra unitaria y se reunió nuevamente con Rosas. El objetivo de afianzar la paz era prioritario y ambos convinieron el nombramiento del general Juan José Viamonte la salida de Lavalle de Buenos Aires. Viamonte se preocupó por retomar las iniciativas de Dorrego en las relaciones con las demás provincias, reforzar el poder de Rosas en la campaña y asegurar que este fuera elegido gobernador cuando se normaliza la situación. Muchos adjudicaron a Rosas la rebelión, aunque había descontento en los sectores populares del campo por la intensificación de las levas y el aumento de los impuestos. En 1829, Rosas fue elegido gobernador con facultades extraordinarias lo que significaba que la Junta de Representantes delegaba en el poder ejecutivo algunas atribuciones para enfrentar la emergencia. Antes que Rosas, algunos gobernadores habían tenido estos poderes por lapsos determinados. Sin embargo una ley introdujo la novedad de otorgar estas facultades sin establecer un período al cabo del cual caducara la autorización. La junta le otorgó también a Rosas el título honorífico de "Restaurador de las Leyes".
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